Jesús estaba en la casa de Pedro, el gentío que lo rodeaba y lo escuchaba era tanto que no había forma de abrirse paso para estar frente a él. Cuatro hombres tenían un amigo en común que sufría parálisis. Querían presentarlo ante Jesús para que lo curase. Ante la imposibilidad de acercarse, se les ocurrió una idea: abrir un hueco en el techo y descolgarlo. Jesús, al ver lo que había sucedido, se maravilló de la fe de estas personas y, después de un rato de andar discutiendo con sus oponentes, le dijo al hombre: ¡Tus pecados están perdonados, toma tu camilla y vete a tu casa! No hay nada que paralice más a una persona que, abandonar la propia identidad para sumergirse en las definiciones que los demás hacen acerca de ella. Definirnos desde fuera, abandonando el esfuerzo de conocernos a nosotros mismos y conocer la verdad que nos habita, termina creando una parálisis profunda en nuestra vida y en nuestras relaciones. Dejar a un lado las necesidades de nuestra alma para irnos detrás de la aprobación de los demás, termina causando un grave desorden en nuestro interior y, en toda nuestra vida. La psique, como encarnación total de nuestro ser, es intolerante con la infidelidad.
Almudena Colorado escribe: “Todos estamos atravesados por acontecimientos que han ido tejiendo lo que somos. Nuestras vidas se han ido escribiendo con cada cosa que nos ha pasado, buena o mala, creándose una historia única, irrepetible, absolutamente excepcional. Pero, a veces, nuestra historia, o parte de ella, puede ser una especie de estaca que se nos clava. Hay capítulos que se nos quedaron grabados y que, en nuestro interior, repetimos una y otra vez con el único fin de machacarnos. Son como autocondenas, anclas que nos impiden seguir adelante, que nos dejan adheridos al camino sin permitirnos continuar. Si algo he comprendido es que la única manera de sanar en esto es contar nuestra historia. Hay que echar p’afuera, liberar esos fantasmas internos y ponerlos frente a uno mismo, con sus propios nombres y sus propias imágenes”. Luis Marcos Rojas, psiquiatra, insiste en lo importante que es para el ser humano encontrar otro ser humano, con el que se pueda hablar de lo que sucede en nuestro interior. Según este hombre, hablar le añade vida a nuestros años y años a nuestra vida. De manera especial, podernos poner frente a Jesús y reconocer nuestras dependencias y, también las infidelidades que cometemos hacia nuestro ser, termina siendo realmente liberador. El silencio, la necesidad de controlar lo que nos sucede y el afán por aparentar que tenemos una vida perfecta, sin contratiempos, termina enfermándonos no solo del alma, del espíritu sino también del cuerpo. Dice Luis Marcos Rojas: “Hay que hablar. Y, sobre todo, hay que hablar con alguien, a alguien. Necesitamos compartir lo que llevamos dentro, sacar afuera las palabras que rebotan en nuestro interior de un lado para otro. Esa es la gran medicina de nuestro tiempo. Quien habla (y también quien escucha) se siente parte del mundo, y comprende que su existencia, por muy oscura o dificultosa que sea, no sobra, sino que es una más en la enorme biblioteca de historias humanas que es el mundo. Allí hay sitio para ella. Y eso reconforta. Sí, reconforta el hecho de que todos tenemos algo que contar, una historia tras nuestra fachada. Tantas historias como personas, todas válidas, todas útiles, todas necesarias”. Para la psicología y para el Tao, cuando hablamos de lo que nos sucede, de aquello que estamos experimentando aunque nos cause dolor, termina ayudándonos a reconocer que, donde hay verdad, todo está bien. La necesidad de mentor, de aparentar, de distorsionar la realidad son indicativos de que las cosas están mal. Si no podemos ser nosotros mismos, las cosas nunca estarán bien. Cuando nos desviamos del camino, la psique protesta y se hace sentir. Donde las personas están maniatadas por el miedo a ser rechazadas entra el nerviosismo, la racionalización y la proyección. Las personas que reaccionan con dureza ante la verdad que habita al otro, no solo rechazan la verdad que hay en ellas, sino que también, tienen un miedo enorme a ser ellas mismas y, a caminar autónomamente por la vida. Quien nos quiere obligar a caminar según sus propios juicios, en lugar de amarnos, está buscando autojustificar su temor a conocer y a caminar en la verdad. Mientras más empecinados estamos en controlar la vida de los demás y descargar sobre su vida y vulnerabilidad nuestros juicios y temores, más enredados estamos en el miedo a ser, un miedo que, cuando nos demos cuenta, nos tiene paralizados, maniatados, confundidos y arrastrado hacia la oscuridad. Donde no se admiten fallas, donde no se reconocen errores, donde hay una afán, a veces desmedido, de superioridad moral, hay un yo escindido y un alma luchando fuertemente por liberarse de los dictados del Ego. La recuperación comienza cuando somos capaces de ponernos frente a nosotros mismos y frente a Cristo, imagen de nuestro Sí-mismo, dándonos cuenta de la necesidad de integrar aquello que, en nuestro afán de adaptarnos y ganarnos la aceptación de los demás, fuimos abandonando y excluyendo de nuestra vida. Cuando nos damos cuenta, que los problemas que tenemos, los creamos nosotros mismos, nos acercamos a la sabiduría del que ha entendido que, para llegar a donde esta, ha sido necesario todo el pasado. Llevar adelante una vida sin engaños, en la verdad, nos ayuda a estar presentes para nosotros y para el amor que deseamos entregar. Hay que dejarlo todo en el seguimiento a Jesús. Primero se dejan las cosas: lo que se recibe heredado y viene grapado a apellido, lo que es fruto del trabajo y lleva nuestra huella. También hay que dejarse a sí mismo: los propios miedos, con su parálisis y los propios saberes, con sus rutas ya trazadas. Después hay que entregar las llaves del futuro, acoger lo que nos ofrece el Señor de la historia y avanzar en diálogo de libertades encontradas mutuamente para siempre, que se unifican en un único paso en la nueva puntada de tejido.[...] Benjamín González Buelta, sj. Francisco Carmona
0 Comentarios
Dejar una respuesta. |
Una producción de Francisco Carmona para acompañar a quienes están en busca de su destino.
Visita los canales de podcast en la plataforma de spotify y reproduce todos los episodios.
Haz parte de nuestro grupo de suscriptores y recibe en tu WhatsApp la reflexión diaria.
Escanea o haz clic en el siguiente enlace
Filtrar Contenido
Todos
|