Anarka encarna el arquetipo del héroe romántico. La característica principal de este personaje es el rechazo de las normas y de las convenciones sociales. Al sentirse rechazado por la sociedad, se pone a sí mismo en el centro de su propia existencia. El héroe romántico defiende valores como la justicia, la libertad, la gloria y la eternidad; sin embargo, es incapaz de trascender la realidad, no acepta que sucedan cosas que escapan de sus expectativas. Es un ser atrapado en la nostalgia, todo tiempo es mejor, especialmente, aquel donde podía compartir con los seres que ahora ya no están en este mundo. Anarka lucha por alejar la nostalgia de la consciencia. La persona que encarna el arquetipo del héroe romántico considera que nació en la época inadecuada y en una sociedad incapaz de comprenderlo; por esa razón, elige estar fuera de la Ley. La sombra de este personaje está representada por la nostalgia que deja la muerte de quienes han sido entrañables para él. Por lo general, quien se deja guiar por el arquetipo del héroe romántico cuenta en su historia personal con experiencias de ver morir de manera incomprensible a seres sumamente cercanos. Algunos de ellos, murieron por persecución política o violencia. La disociación que provoca la pérdida hace que, la persona se vea a sí misma como adelantada para la época en la que vive. Si se escapa de la realidad, no será perseguida y, tampoco tendrá que atravesar el dolor de la separación de los que ama; de ahí, la poca vinculación con la pareja y con los hijos.
Cuando era joven, quería cambiar el mundo. Descubrí que era difícil cambiar el mundo, por lo que intenté cambiar mi país. Cuando me di cuenta que no podía cambiar mi país, empecé a concentrarme en mi pueblo. No pude cambiar mi pueblo y ya de adulto, intenté cambiar mi familia. Ahora, de viejo, me doy cuenta que lo único que puedo cambiar es a mí mismo y de pronto me di cuenta que, si hace mucho tiempo me hubiera cambiado a mí mismo, podría haber tenido un impacto en mi familia. Mi familia y yo podríamos haber tenido un impacto en nuestro pueblo. Su impacto podría haber cambiado nuestro país y así podría haber cambiado el mundo. Thomas Astruc, creador del personaje, define a Anarka con las siguientes palabras: “Anarka es la madre que todos quieren, excepto cuando es la tuya. Anarka suena y habla como un pirata. Ella cree que el caos y el desorden pueden ser una cosa buena, lo cual se muestra cuando afirma que le gusta mantener su casa flotante desordenada”. Anarka cree en la libertad, cuando sus vecinos le reclaman por el ruido que hace, ella se mantiene libre porque considera que puede ser tan libre como ruidosa. Con bastante frecuencia, Anarka es multada por la policía. A Anarka no le gusta obedecer las reglas, considera su existencia como un atropello y un obstáculo para el libre desarrollo de la personalidad. Anarka no se considera la madre de sus hijos; para ella, las madres no deberían existir. Considera que su papel de en la vida de sus dos hijos es el de una amiga. Para ella, una madre castra y no +deja ser, por esa razón, las madres deberían desaparecer y, solo se debe hablar de la mujer que nos engendró y parió. Anarka es akumatizada por Hawk Moth cuando la gente se niega a seguir sus caprichos e imposiciones a nombre de la libertad. Anarka cuando está bajo el poder del Akuma destroza todo lo que encuentra alrededor. No tiene ningún remordimiento. Cada vez que la multan o detienen, lanza discursos en contra de la autoridad, del patriarcado, del matriarcado, de las normas en la educación, etc. Socialmente, Anarka es considerada una verdadera activista. También alardea de su capacidad para romper los protocolos y normas de cortesía argumentando que ella hace lo que le dicta su consciencia. En algunos espacios, Anarka presume de haberse salido de la Matrix. Anarka se mueve en la ambivalencia. Por un lado, anhela la admiración y el fervor de todos los que la rodean. Por otro, desprecia a la sociedad en la que vive y a las personas que respetan las normas que hacen sana la convivencia. El héroe romántico también es conocido, especialmente en el ámbito literario, como el mártir de la libertad. Raquel Sánchez, profesora de la Universidad complutense de Madrid, afirma que, “El héroe romántico es una figura propia del siglo XIX”. Estos héroes, dice Raquel: “enarbolan la bandera de la libertad en contra del absolutismo”. El espíritu de Anarka es el espíritu revolucionario. Cuando Anarka sale de la akumatización se da cuenta que, para fluir tiene que aceptar la realidad, asentir a la vida como es y a los otros como son. Sabe que no es posible una sana convivencia sin respetar las normas que hacen posible el cuidado del otro. A Anarka, le vendrían bien las palabras de Thomas Merton: “Mi gozo es el gran poder de Cristo. Y por eso, por encima de todo, estoy contento de mi profunda pobreza moral, que está ante mí siempre, de manera especial por estos días, pero que no me obsesiona ni me perturba, porque está perdida en Su misericordia”. Cuando nos duele el alma hasta en los tuétanos y, alrededor nuestro la incertidumbre rodea y desgarra nuestro ser profundo, cuando nos sentimos lejanos del mundo en el que vivimos y de las personas con las que compartimos nuestros días, conviene poner en el corazón las siguientes palabras de Thomas Merton: “Dios ha puesto en cada cosa una chispa de su bondad divina. Hay chispas de santidad en todos los seres de la creación. E incumbe al hombre ver todas las cosas y liberar las divinas chispas de la creación mediante la alabanza, el amor y el regocijo”. No es poniéndonos contra el mundo sino abrazándolo y entrando +en comunión como nos transformamos. Guíame, Señor, mi luz, en las tinieblas que me rodean, ¡guíame hacia delante! La noche es oscura y estoy lejos de casa: ¡Guíame tú! ¡Dirige Tú mis pasos! No te pido ver claramente el horizonte lejano: me basta con avanzar un poco... No siempre he sido así, no siempre Te pedí que me guiases Tú. Me gustaba elegir yo mismo y organizar mi vida... pero ahora, ¡guíame Tú! Me gustaban las luces deslumbrantes y, despreciando todo temor, el orgullo guiaba mi voluntad: Señor, no recuerdes los años pasados... Durante mucho tiempo tu paciencia me ha esperado: sin duda, Tú me guiarás por desiertos y pantanos, por montes y torrentes hasta que la noche dé paso al amanecer y me sonría al alba el rostro de Dios: ¡tu Rostro, Señor! (John Henry Newman)Francisco Carmona
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