Las obsesiones son un trampa del Ego. A través de las obsesiones, el Ego nos distrae de las principales tareas y, nos quita la atención y libertad para poder fluir en la vida con libertad y autonomía. Una de las mayores obsesiones en las que el alma puede verse atrapada está relacionada con la expresión: aquello que nunca debió haber ocurrido. Esta obsesión invita, como dice Carolyne Hobbs, a zambullirse en el pasado intentando corregirlo, como si fuera posible reformar el tiempo y nuestras acciones. Mientras más nos zambullimos, más atrapados nos sentimos. Otra obsesión está relacionada con los padres, con las cosas que nos negaron y con el tiempo que no nos dedicaron. No hay taller de constelaciones donde este reclamo no esté presente a la hora de hablar sobre lo que se quiere trabajar. En ocasiones, esta obsesión es tan fuerte que no sólo nos arrastra a la adicción, sino que nos mantiene en ella. Cada día, aparecen nuevas obsesiones: la vida feliz, el disfrute sin compromiso, el éxito económico sin esfuerzo, la conexión espiritual sin transformación de la vida, el deseo de conocer el futuro a través de oráculos o algún médium, etc. Cada una de estas obsesiones está animada por las historias del Ego. Las obsesiones dicen que, estamos desconectados del corazón y muy conectados con las expectativas del mundo exterior. Pasamos más tiempo distraídos que, conectados con lo esencial. Existe un enorme deseo de saber cosas sobre la vida sin tener que hacer esfuerzos de conocimiento y transformación interior. Llama profundamente la atención la exhibición de sabiduría que hay en las redes sociales. Se citan, sin ninguna consideración, frases de autoayuda que, siendo muy valiosas, terminan sin fuerza porque no hay conexión con el corazón.
También estamos obsesionados con “hasta que yo esté a gusto”. Todo lo que nos incomoda o representa algún tipo de sacrificio o renuncia, de inmediato, es visto como sospechoso o una amenaza para la libertad que, decimos queremos alcanzar. La obsesión por la seguridad impide que nos comprometamos a fondo con lo que el alma y el corazón anhelan. Fonfo Alonso sj, escribe: “uno de los grandes obstáculos para realizar la vida es la obsesión y el miedo con la expresión el compromiso para siempre, irrevocable, perpetuo. Esa indecisión ante elegir que nace del aspirar a una certeza del ciento por ciento. La obsesión, a veces hasta enfermiza, por la seguridad que, disfrazada de prudencia, termina por ser paralizante. Sobre todo ocurre ante las decisiones que no tienen vuelta de hoja o la tienen muy dolorosa. De ahí que acabe venciendo la tendencia a lo provisional, a lo que nos compromete pero no del todo, a lo que nos obliga pero solo en tanto en cuanto, a la opción por el mientras dure. Triunfa el no acabar de apostar por nada o, si no hay más remedio que hacerlo, se rodea de reservas, de condicionamientos, de ya veremos cómo van las cosas”. Un maestro quería enseñarles una lección especial a sus alumnos, y para ello les dio la oportunidad de escoger entre tres exámenes: uno de cincuenta preguntas, uno de cuarenta y uno de treinta. A los que escogieron el de treinta les puso una “C”, sin importar que hubieran contestado correctamente todas las preguntas. A los que escogieron el de cuarenta les puso una “B”, aun cuando más de la mitad de las respuestas estuviera mal. Y a los que escogieron el de cincuenta les puso una “A”, aunque se hubieran equivocado en casi todas las respuestas. Como los estudiantes no entendían nada, el maestro les explicó: Queridos alumnos: permítanme decirles que yo no estaba examinando sus conocimientos, sino su voluntad de apuntar a lo alto. Si queremos salir de la obsesión, es necesario que prestemos atención a aquello, de lo que el Ego nos invita a huir. La libertad se alcanza acogiendo el dolor, nunca huyendo de él. Existe una estructura del Ego que, motiva a las personas a huir cuando ven el sufrimiento. El Ego nos hace sentir que, si admitimos el dolor en nuestra vida, nos vamos a quedar atrapados en él y nunca vamos a encontrar la salida que nos conduzca a la plenitud. Estas personas se ponen el disfraz del entusiasmo, de la alegría, de la espontaneidad; creen que, +obrando de esta forma van a evitar y lograrán exorcizar cualquier manifestación de la dificultad, del dolor o del sufrimiento en su vida. Donde hay una obsesión, también hay un miedo a tomar la vida como es desde el lugar del adulto. La psicología define la obsesión con las siguientes palabras: “Al hablar de obsesiones, hacemos referencia a pensamientos, imágenes, ideas o impulsos indeseables, que se producen de forma repetitiva, +generando una gran nivel de ansiedad, bien porque se piensa que se va hacer daño a alguien, a sí mismo o va a ocurrir otro tipo de desgracia que escapa a su control”. En la medida, que aprendemos a acoger lo que nos incomoda, molesta o perturba terminamos liberados de la necesidad de tener el control y podemos fluir confiadamente por la vida. Un corazón libre es aquel que, al acoger al amor, se libera de todo aquello que le impide fluir. La obsesión nos revela que algo fue enterrado en el corazón y permanece en él como si se tratara de un tesoro oculto. Escribe Carolyne Hobbs: El amor audaz abre el acceso al tesoro que tenemos enterrado en el corazón. Es nuestro chaleco salvavidas en los tiempos de miedo y nuestra varita mágica en los momentos creativos. No es una posición determinada entre amantes o cónyuges para evitar la soledad. Dentro y fuera de las relaciones, cuando estamos agobiados por la preocupación, el miedo o el conflicto, nos libera recordándonos la verdad profunda: “Yo soy el que percibo la preocupación, el miedo y la desesperación y, sí soy yo el que percibe, soy yo el que puede cambiar las percepciones”. Obrando de esta forma, podemos salir del laberinto de la angustia, el miedo y la preocupación. Obedecer al Ego resulta cada vez más nocivo para el alma, el corazón y el Espíritu. Para salir de las trampas del Ego necesitamos recorrer el camino del encuentro con nosotros mismos y, permitirnos escuchar la voz interior que nos interroga, cuestiona e interpela sobre los movimientos que hacemos en obediencia al Ego y, en desobediencia al amor. Cuando abrazamos todo lo que nos parece inadecuado en nuestro interior, cuando ofrecemos consuelo al niño triste que habita en nosotros, todo lo que dábamos por perdido, se revela ante nuestros ojos, como algo recuperado. El amor audaz hace que, todo lo que estaba desordenado en nuestro corazón tome el lugar que le corresponde y, en consecuencia, vivamos en una inusitada alegría y libertad interior. Sé generoso en la prosperidad y agradecido en la adversidad. Sé recto en el juicio y cauto en el lenguaje. Sé una lámpara para quien camina en la oscuridad, y hogar para el extranjero. Sé los ojos para el ciego y una luz guiadora a los pies del errante. Sé un soplo de vida para el cuerpo de la humanidad, rocío para el suelo del corazón humano, y fruta en el árbol de la humildad (Encuentro interreligioso de Asís, 1986 )Francisco Carmona
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