El origen del término familia es bastante confuso. Entre las posibles acepciones, está una que dice: “La palabra familia tiene su origen en una raíz itálica “Fame-lo” que traduce: “La prole a la que hay que cuidar”. Esta definición se acerca bastante a la realidad. Sólo cuando hay hijos, se constituye la Familia. Siguiendo el hilo de este discurso podríamos decir que, el Core de la pareja es el amor traducido en lealtad y respeto. El Core de la Familia es el CUIDADO. La necesidad de cuidar y ser cuidado, así como la de amar y ser amados, están muy presentes en el alma humana. Digamos que, el alma enferma seriamente si estas dos necesidades no son atendidas adecuadamente. Hoy, en todo el mundo, el cuidado intenta emerger como un nuevo paradigma de civilización y de cultura. Dice Cesar Toro: “Cuando amamos, cuidamos, y cuando cuidamos, amamos. Por eso el ethos que ama se completa con el ethos que cuida. El cuidado constituye la categoría central del nuevo paradigma de civilización que trata de emerger en todo el mundo”. En el ámbito familiar, muchos conflictos tienen su origen en el cuidado. Quien cuida ama y quien no ama tampoco cuida. Ese parece ser el slogan que da origen a la dinámicas familiares que terminan generando violencia y exclusión. Amor y cuidado van de la mano. Cuando el amor se desordena, el cuidado se convierte en maltrato, en manipulación. Cuidar adecuadamente exige que, el amor sea ordenado y consciente.
Cierto día, Cuidado tomó un pedazo de barro y lo moldeó con la forma del ser humano. Apareció Júpiter y, a pedido de Cuidado, le insufló espíritu. Cuidado quiso darle un nombre, pero Júpiter se lo prohibió, pues quería ponerle nombre él mismo. Comenzó una discusión entre ambos. En ésas, apareció la Tierra, alegando que el barro era parte de su cuerpo, y que por eso, tenía derecho de escoger el nombre. La discusión se complicó, aparentemente sin solución. Entonces, todos aceptaron llamar a Saturno, el viejo Dios ancestral, para ser el árbitro. Este decidió la siguiente sentencia, considerada justa: Tú, Júpiter, que le diste el espíritu, recibirás su espíritu, de vuelta, cuando esta criatura muera. Tú, Tierra, que le has dado el cuerpo, recibirás su cuerpo, de vuelta, cuando esta criatura muera. Y tú, Cuidado, que fuiste el primero en moldear la criatura, la acompañarás todo el tiempo que viva. Y como no ha habido acuerdo sobre el nombre, decido yo: se llamará hombre, que viene de humus, que significa tierra fértil El cuidado es el Core de la familia, de la relación de pareja, de los vínculos. Aquello que no se cuida termina abandonándose. El descuido conduce a la muerte. Si algo muere es porque no se ha cuidado lo suficiente o no se ha sabido cuidar. Leonardo Boff señala: “Saber cuidar se constituye en el aprendizaje fundamental dentro de los desafíos de supervivencia de la especie porque el cuidado no es una opción: los seres humanos aprendemos a cuidar o perecemos”. El cuidado es la mayor fuente de conflictos en una familia. El cuidado se utiliza como escala de valor para saber si somos o no buenos padres, si somos o no buenos hijos. El descuido es la mayor amenaza para la salud de las relaciones y del núcleo familiar. Cuando un niño carece del cuidado adecuado a sus necesidades termina concluyendo, en su corazón que su vida vale poco o nada. El abandono es una de las heridas más profundas que se puede llegar a soportar en el alma. Por Core entendemos, aquello que es central en la vida de una persona, de una institución o de una empresa. El Core es la fuerza que permite fluir, crecer y expandirse. Cuando hay confusión en el Core, aparece el desorden en el espíritu. Una familia que no tiene el CUIDADO como su Core termina disociándose y dividiéndose. Poco a poco, esta familia se paraliza y, la mayoría de las veces, sus miembros adoptan como patrón de conducta la desvalorización, la humillación o la violencia. Una familia, donde la violencia sea un patrón de conducta, el Cuidado como manifestación del Core familiar se esta debilitando o confundiendo. Conviene entonces, volver a lo esencial: la familia vuelve a ser familia cuando el amor se expresa en el cuidado. Los miembros de la familia recuperan su lugar en el sistema familiar cuando aprenden no sólo a respetarse, cada uno como es, sino a cuidarse los unos a los otros. Recordemos que, la familia es el lugar donde aprendemos no sólo a relacionarnos sino a vincularnos. De la consciencia familiar se desprende la forma como nos vamos vinculando con el mundo externo. Curiosamente, aquello que la pareja reprime, termina impóniéndose en la forma como los demás miembros del sistema familiar se van a vincular entre sí y con el mundo externo. Una pareja que reprime, por ejemplo, el respeto por el otro y la aceptación de este como es, verá como los hijos se desvalorizan entre ellos, se humillan y desprestigian. Los miembros de está familia no tendrán reparo en demandarse y llevarse a juicios. En casos extremos, se puede poner en peligro la libertad, el desarrollo personal o el logro de las metas de uno o varios miembros del sistema. Aquello que no se cuida termina convirtiéndose en el puñal que se hunde en el corazón de la familia. Los vinculos necesarios para el crecimiento son aquellos donde lo que está relacionado con el cuidado está presente. El cuidado exige brindar seguridad, confianza, apoyo, acompañamiento y amparo. Donde hay cuidado, las personas aprenden el valor de la vida, de la alegría, de la relación y de la estabilidad en los compromisos. Señala Inés Ordoñez: “Tejer juntos nuestra vida familiar también es un arte y necesitamos hacerlo con dedicación, amando nuestro telar y nuestra trama, tejida con las tensiones propias de la identidad de cada uno y la forma de ser de cada uno, así aprendemos a llevar adelante la conviviencia cotidiana. La vida familiar atraviesa las crisis propias del crecimiento de cada uno de sus miembros y, cuando hay cuidado, estas crisis se atraviesan desde el amor, la confianza y la certeza de irnos dirigiendo a un buen puerto”. El amor familiar, tejido en el amor y el cuidado, está invitado a ser lo suficientemente contenedor para sostener el proceso de cada miembro. Podemos considerar algunas preguntas que nos ayuden a valorar como estamos cultivando el amor y el cuidado en nuestro sistema familiar ¿Cómo es nuestra vida familiar? ¿Cuál fue el proyecto de familia que quisimos construir?¿Cómo se enseña el cuidado en el sistema familiar? ¿Es coherente con los principios de la familia que deseamos construir? ¿Cómo resolvemos las crisis cuando tocan la vida de la familia? ¿Los miembros del sistema familiar se sienten contenidos, acogidos, cuidados y comprendidos cuando atraviesan por una experiencia fuerte de crisis? ¿Es el amor o el deseo de explotar y destruir al otro el que está presente como el Core de la familia? ¿Las dificultades nos llevan al cuidado como el Core de la vida familiar o, por el contrario, son la oportunidad para desvalorizar y buscar la forma de destruir al otro? Caminaré siempre en tu presencia por el camino de la vida. Te entrego, Señor, mi vida, hazla fecunda. Te entrego mi voluntad, hazla idéntica a la tuya. Caminaré a pie descalzo, con el único gozo de saber que eres mi tesoro. Toma mis manos, hazlas acogedoras. Toma mi corazón, hazlo ardiente. Toma mis pies, hazlos incansables. Toma mis ojos, hazlos transparentes. Toma mis horas grises, hazlas novedad. Hazte compañero inseparable de mis caídas y tribulaciones y enséñame a gozar en el camino de las pequeñas cosas que me regalas, sabiendo siempre ir más allá sin quedarme en las cunetas de los caminos. Toma mis cansancios, hazlos tuyos. Toma mis veredas, hazlas tu camino. Toma mis mentiras, hazlas verdad. Toma mis muertes, hazlas vida. Toma mi pobreza, hazla tu riqueza. Toma mi obediencia, hazla tu gozo. Toma mi nada, haz lo que quieras. Toma mi familia, hazla tuya. Toma mis pecados. Toma mis faltas de amor, mis eternas omisiones, mis permanentes desilusiones, mis horas de amarguras. Camina, Señor, conmigo; acércate a mis pisadas. Hazme nuevo en la donación, alegría en la entrega, gozo desbordante al dar la vida, al gastarse en tu servicio. Amén (Rezandovoy) Francisco Carmona
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