Cuando Jung termina de escribir el libro símbolos y sueños dice: “aprendí lo que significa vivir con un mito y vivir sin él”. El mito nos dice cómo entendemos la vida y, también como la experimentamos. Una persona entregada de lleno y de corazón a su vocación está viviendo su mito. El mito evoca imágenes, patrones de conducta, arquetipos y narrativas que indican el significado hacia el que estamos apuntando en la vida. Gracias al mito podemos conectar con la Trascendencia. El mito tiene como intención contarnos lo que experimenta nuestra consciencia en un momento particular. Joseph Campbell enseña que nuestra historia personal es el reflejo de un mito de carácter universal. Esta historia transcurre en el Japón durante un período de hambre. Un campesino que no tenía con qué alimentar a su familia se acuerda de la costumbre que promete una fuerte recompensa al que sea capaz de desafiar y vencer al maestro de una escuela de sable. Aunque no había tocado un arma en su vida, el campesino desafía al maestro más famoso de la región. El día fijado, ante numeroso público, los dos hombres se enfrentan. El campesino, sin mostrarse nada impresionado por la reputación de su adversario, lo espera a pie firme, mientras que el maestro de sable, estaba un poco turbado por tal determinación. ¿Qué será este hombre?, piensa. Jamás ningún villano hubiera tenido el valor de desafiarme. ¿No será una trampa de mis enemigos? El campesino, acuciado por el hambre, se adelanta resueltamente hacia su rival. El Maestro duda, desconcertado por la total ausencia de técnica de su adversario.
Finalmente, retrocede movido por el miedo. Antes incluso del primer asalto, el maestro siente que será vencido. Baja su sable y dice: Usted es el vencedor. Por primera vez en mi vida he sido abatido. Entre todas las escuelas de sable, la mía es la más renombrada. Es conocida con el nombre de “La que con un solo gesto da diez mil golpes”. ¿Puedo preguntarle, respetuosamente, el nombre de su escuela? La escuela del hambre, responde el campesino. Sin consciencia del mito que habita en nuestra psique, terminamos viviendo subliminalmente. Cuando tomamos consciencia del mito que estamos encarnando, la historia de vida cambia. La tarea de tareas consiste, en ser conscientes de aquel patrón de conducta o mito que estamos encarnando. Gómez de Liaño describe el mito en los siguientes términos: “Un mito... es como un organismo de imágenes cálidamente coloreadas, que afecta a los hombres no como lo hacen el razonamiento y el análisis, -cuyo paralizante esquematismo racionalista puede iluminar a la inteligencia, pero no arrastrar a la voluntad- sino como un fermento del alma que despierta el entusiasmo, estimula las energías de la gente y las orienta en una dirección. Esas imágenes encarnan y dirigen nuestras emociones; motivan y movilizan a nuestra voluntad; dan sentido a cuanto somos y hacemos”. La única forma de afirmar la vida consiste, en abrazarla hasta sus raíces más profundas. Cuando una persona se resiste a abrazar su mito personal entra en un estado neurótico, según nos enseñan los estudiosos, en un estado de resistencia a la vida adulta; de ahí que, se dedica a evitar, huir, reclamar, depender, agredir a los demás. Los mitos funcionan a través de aquellos símbolos que atraen nuestro interés. Los rituales expresan nuestra participación en los mitos, nuestra decisión de vivir conforme a lo que ha sido celebrado. Por ejemplo, en la espiritualidad cristiana, cuando somos bautizados, entramos en el mito del hijo de Dios, lo anterior, invita a la psique a vivir como hijo de Dios, si se vive, entonces crecemos en la vida de la gracia; en cambio, si nos resistimos al llamado del ritual, nos quedamos anclados en la niñez que se representa en el enojo, la lucha, la ira, la protesta, la negación de la condición divina de nuestra existencia. Mientras permanecemos en esta conducta, nos enseña Joseph Campbell, nuestra identidad se queda sin desarrollar y la psique queda perturbada. La pérdida de contacto con los símbolos, que nos dicen hacia donde podemos dirigir la vida, nos deja sin significado sobre la vida misma; es decir, caemos con facilidad en el vacío existencial. Una consciencia orientada hacia el exterior, hacia las demandas de los demás, termina siendo arrastrada por las fuerzas que se oponen a la vida y, nos arrastran hacia la oscuridad, la muerte y la desesperación. Dicen Joseph Campbell y Jung: “más allá de nuestra verdad está la Verdad”. Cuando esto sucede, empezamos no sólo a convertirnos en adultos, también empezamos a darle un sentido y un significado profundo a la existencia, a las relaciones con los demás, a nuestras búsquedas más profundas. El que se niega a reconocer el mito que hay en su consciencia, dice Campbell, tiene dificultades para tomar y realizar su verdadero potencial. El mito nos lleva de lo fenoménico, lo que está sucediendo, a lo trascendente. De una forma u otra, todos estamos llamados a trascender. Entre los diferentes mitos que un ser humano puede vivir encontramos el mito familiar. José Dúnker escribe: “Los mitos familiares son compartidos por los miembros de una familia a través de varias generaciones. Representan una visión del mundo que una vez fue válida, pero que hoy podría resultar obsoleta. Un mito, en el sentido que lo utilizan los terapeutas familiares, es propiedad de una familia en particular”. Dos terapeutas sistémicos Palazzoli y Ferreira definen el mito familiar de la siguiente manera: “El mito familiar expresa convicciones compartidas que conciernen tanto a los miembros de la familia como a sus relaciones, convicciones que se deben aceptar a priori desafiando flagrantes falsificaciones”. El conflicto familiar, cuando gana en intensidad, es decir que, la agresión, la descalificación y el deseo de destruir al otro están a flor de piel entre sus miembros, revela la resistencia que el grupo familiar presenta frente al desafío de vivir relaciones auténticas, maduras y orientadas hacia la trascendencia. Una pareja de esposos que construyen su vida desde la inmadurez de uno de sus miembros o de ambos, terminan entregando a los hijos el libreto que, cuando llegue el momento adecuado, va a marcar el rumbo de las relaciones entre éstos. El mito familiar, cuando no se hace consciente, domina el inconsciente familiar y, puede arrastrar al grupo hacia su destrucción. He aprendido que, cuando la sombra inunda la psique, los problemas psíquicos, mentales y físicos no se hacen esperar. De nuevo, José Dúnker señala: “El mito familiar prescribe los roles y los atributos de los miembros en sus interacciones recíprocas, roles y atributos, que si bien falsos e ilusorios, son aceptados por cada uno como cosa sagrada y tabú, que nadie osa examinar y mucho menos desafiar. Un miembro individual puede saber, y algunas veces lo sabe, que hay mucho de falso en esa imagen, algo parecido a la línea política de un partido. Pero aun cuando existe, ese conocimiento se reserva para sí y se esconde, hasta tal punto que el individuo, aun el que más sufre por el mito, se opondrá de hecho con todas sus fuerzas a la evidencia, de modo que, negándose a reconocer su existencia, hará lo posible por mantener intacto el mito familiar. Ya que el mito explica los comportamientos de los individuos en la familia pero oculta los motivos”. Hagamos un pacto: Tú tenme paciencia, que yo tendré valor, y entonaremos un canto como nunca se ha oído. Tú pones la fortaleza, yo la debilidad. Y envueltos en tu abrazo, nos lanzaremos a buscar la justicia. Tú pones el horizonte, yo la pasión. Y hombro con hombro, hacia ese destino orientaremos la vida. Hagamos un pacto: Tú pones la Verdad, yo la inquietud. Tu verdad y mi inquietud, se enlazarán en la búsqueda más eterna. Tú pones la Palabra, y yo el balbuceo. Y entre escuchas, eco y silencios daremos voz al misterio. Tú pones la ternura, yo, cinco panes y dos peces. Se saciará el hambre de tantos, y aún sobrarán doce cestos. Tú pones la misericordia, yo algunos aciertos, y bastantes tropiezos. Y en la escuela del perdón brotará la sabiduría. Hagamos un pacto: tú quédate a mi lado, y yo bailaré contigo (José María R. Olaizola, sj) Francisco Carmona
0 Comentarios
Dejar una respuesta. |
Una producción de Francisco Carmona para acompañar a quienes están en busca de su destino.
Visita los canales de podcast en la plataforma de spotify y reproduce todos los episodios.
Haz parte de nuestro grupo de suscriptores y recibe en tu WhatsApp la reflexión diaria.
Escanea o haz clic en el siguiente enlace
Filtrar Contenido
Todos
|