Dice José Dunker: “Cada familia debe aprender a negociar relaciones equilibradas en las que cada miembro pueda desarrollar todo su potencial y en las que los roles y los méritos se repartan equitativamente. Cuando esto se hace, el resultado es, el crecimiento personal de cada miembro”. La principal tarea de la familia es el cuidado del crecimiento y desarrollo de cada uno de sus miembros. Cuando el interés por este cuidado se pierde, el amor familiar entra en cuidados intensivos. El alma familiar enferma cuando se deja de tener el corazón en la familia y éste se lleva al éxito profesional, a los negocios, al afán desmedido de disfrute, etc. La máxima expresión de enfermedad del alma familiar es el conflicto intenso entre hermanos. Oscar Wilde llegó a su club después de asistir al estreno de una obra teatral que había sido un completo fracaso. Oscar, ¿cómo estuvo la representación de esta noche?, le preguntó un amigo. ¡Oh!, respondió de forma altanera, la pieza fue un gran éxito, pero el público un fracaso.
En los momentos más difíciles de la vida, muchas personas esperan que sea la familia el lugar donde encuentran refugio, apoyo y sostén. Cuando esto sucede, es una bendición. No siempre la familia es el refugio seguro; algunos experimentan todo lo contrario, la familia es el lugar más inseguro y enfermo al que pueden recurrir. A pesar de todas estas cosas, la familia sigue siendo un lugar hacia el que miramos deseando encontrar el apoyo que, a veces, sentimos que nos niega la vida. Lo cierto es que, en todo momento y circunstancia de la vida, Dios es nuestro lugar seguro, falle o no la familia. “¿Quién no se ha sentido alguna vez fuerte, valioso, en marcha? Eufórico, contento, entregado, con las cosas claras, con ganas de continuar, agradecido por todo, apoyado y querido por los amigos o la familia, admirado por los compañeros… ?¿Quién no se ha sentido también decaído, pesimista, agobiado, incapaz? Son esos días tristes que parecen no pasar de nublado. Bien cuando surgen como algo puntual, peor cuando se convierten en una tónica...? Y Dios, que me quiere fuerte o débil, que me acompaña siempre, que me entiende y cuenta conmigo así...(Rezandovoy) La salud o enfermedad de un sistema familiar puede detectarse a través de la forma como se vinculan sus miembros. Thomas Moore afirma que, el alma se nutre de los vínculos. Los vínculos sanos, sanan el alma y, los vínculos enfermos, enferman y, hasta pueden destruir el alma. La forma como los hijos se vinculan con sus padres o los hermanos entre sí servirá para determinar si más adelante habrá o no salud o enfermedad mental. Este es un punto muy trabajado en el psicoanálisis. Margaret Mahler, Winnicott y Fairbairn son tres psicoanalistas que estudian con juicio el tema del vínculo filial y su relación con el origen de algunos trastornos en el alma, la personalidad y conducta de las personas. Las dinámicas que construye la pareja suelen ser la plataforma para las dificultades en las relaciones entre hermanos. La pareja no es sólo pareja, es mucho más. Es interesante mirar, sin juicio y con detenimiento, las dinámicas que se presentan en la pareja. Uno de los juegos que más incidencia tienen en el alma y la psique de los hijos es aquella que se denomina instigación. En esta dinámica uno de los progenitores utiliza a los hijos para manipular y presionar al otro. El padre manipulador le exige al otro hacerse cargo del cuidado de los hijos acusándole de ser el responsable de los comportamientos inadecuados que puedan llegar a tener los hijos más adelante. Este padre ignora que es él, quien está creando con su manipulación, el verdadero problema en el alma del hijo. A veces, nuestra inconsciencia es la que enferma. Al respecto Bowen, citado por Virginia Satín, dice: “El hallazgo más sorprendente fue que cuando los padres estaban cercanos emocionalmente, más atentos uno al otro de lo que cualquiera de los dos estaba en el paciente, éste mejoraba. Cuando cualquiera de los dos padres se ocupaba emocionalmente más del paciente que del cónyuge, el paciente inmediata y automáticamente mostraba regresión. Cuando los padres estaban cercanos emocionalmente, no se equivocaban en su manejo del enfermo; éste respondía bien a la firmeza, al consentimiento, a los castigos, a hablar las cosas o a cualquier otra forma de manejo. Cuando los padres estaban emocionalmente divorciados, cualquier forma de manejo que se intentara era igualmente ineficaz”. Recordemos que, la relación de pareja es el punto de partida de las demás relaciones que puedan darse al interior del sistema familiar. Según Virginia Satir, los padres son los arquitectos de la salud o enfermedad psíquica de los demás miembros del sistema familiar. Una relación conyugal difícil tiende a generar relaciones disfuncionales entre los hermanos. Françoise Marie Dolto afirma: “Después de muchos años, mi experiencia de psicoanalista de niños y adolescentes... me he llegado a convencer muy especialmente de la idea de que los síntomas... se derivan de la problemática parental, y que esta manera de comprenderlos tiene consecuencias prácticas para su curación…El desarrollo de un sistema sociofamiliar idóneo para una crianza adecuada, descansa sobre las habilidades de los padres para formar una coalición parental, mantener fronteras entre generaciones, y adherirse a los respectivos roles ligados al sexo”. Como vemos, al interior de la familia, la pareja es mucho más que dos. Hace poco, en un taller de Constelaciones Familiares Sistémicas, trabajamos con un joven diagnosticado con esquizofrenia. Me encanta afirmar que, las constelaciones son fenomenológicas y sistémicas y, por esa razón, no existe un manual o diccionario que nos diga qué es cada síntoma o enfermedad. Pues bien, lo que descubrimos fue lo siguiente: “La experiencia clínica sugiere que los esquizofrénicos generalmente tienen dos progenitores que no ofrecen suficiente apoyo... generalmente hay dos progenitores patogénicos o un progenitor que es patogénico y otro que es físicamente ausente o emocionalmente tan débil que no sirve como una alternativa efectiva”. Lo anterior, está sustentado por Françoise Marie Dolto. Así, puedo afirmar, sin ser pretencioso que, la relación de pareja se convierte, como dicen los albañiles, en la zapata de todo el sistema familiar y de la salud o enfermedad de las relaciones entre hermanos. La pareja es, entonces mucho más que dos. Después, cuando menos lo esperas, aparece más fresca la vida. Y cuanto más alto miras, cuanto más te sorprendes, más pequeño, más de rodillas eres ante Dios. Después, cuando menos lo esperas, el tiempo ha marcado su ritmo, y un sendero por dentro, y ha tejido otra entraña más viva. Entonces apareces más hermano, más hijo, más de rodillas. Es casi sin querer, al compás del deseo, de la ilusión, como el hombre va haciéndose criatura, más a la imagen del corazón del amor. Y después, cuando menos lo esperas, no puedes menos que querer de rodillas (Isidro Cuervo, sj) Francisco Carmona
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