Un corazón lastimado crea falsas imágenes de Dios. Este Dios es, la mayoría de las veces, un Dios a nuestra medida. El Dios que el corazón lastimado crea es un Dios sin atributos, sin poder, es esclavo de nuestros deseos infantiles y de nuestras proyecciones. Este Dios es que la filosofía considera un opiáceo. Una imagen falsa de Dios nunca moviliza al ser humano hacia la trasformación; es un Dios que alimenta nuestro narcisismo e imágenes de prepotencia. Hace días, escuché a alguien decir con mucha seguridad: “Le pedí a Dios que pudiera ver arrodilladas ante mí, a todas las personas que me han hecho daño. ¡Estoy seguro de que esto sucederá porque mi Dios nunca me falla!” En otra ocasión, una mujer le grita al esposo: “Lo he de ver arruinado y arrastrándose delante de mí. ¡Dios hará este milagro porque él siempre me escucha!” Inés Ordoñez escribe: “La idolatría consiste en crearnos un Dios a nuestra medida. Ese Dios no tiene atributos de todopoderoso y omnipotente. Es un títere de nuestra voluntad. Le decimos lo que tiene que hacer y cómo lo tiene que hacer. Y si no lo hace como nos gusta, lo corremos y ponemos en su lugar a otros dios, al que sí podamos manipular a nuestro antojo como: el consumo, el poder, el saber… o cualquier otra propuesta que nos asegure que las cosas van a ser como nosotros decidimos que sean. Salimos corriendo detrás de gurúes de turno que nos enseñan a armonizarnos, respirar, a ser felices, a tratarnos bien…porque en el fondo, las palabras de Jesús han perdido autoridad en nosotros: las sabemos, las repetimos, pero les quitamos su poder transformador, especialmente, de nuestra propia vida”.
Se puede aprender algo de cualquier cosa, dijo una vez el rabí de Sadagora a sus jasidim. Cada cosa puede enseñarnos algo, y no sólo lo que ha creado Dios. Lo que hizo el hombre también puede enseñarnos ¿Qué podemos aprender de un tren?, pregunto dubitativamente un jasid ¿Que a causa de un segundo podemos perderlo todo? ¿Y del telégrafo? Que cada palabra se cuenta y se cobra ¿Y del teléfono? Que lo que decimos aquí se oye allá. Manuel Carreira, sacerdote astrofísico que, en su momento asesoró a la Nasa, dice: “La mayoría de las cosas que nos hacen humanos son realidades que no se pueden ver, como el pensamiento, el amor, la belleza del alma, la poesía, la razón y la lógica, etc. Si sólo creyéramos en lo que se puede ver, estaríamos negando la mayoría de las cosas que nos hacen humanos y que no se pueden ver ni explicar por ningún proceso físico ni químico”. El principito enseña que, lo esencial es invisible a los ojos, pero no al corazón. Aquello que sustenta la vida y la colma de sentido pertenece a un ámbito que escapa a la razón y al entendimiento porque brota del corazón que es, en realidad, el que nos conecta o desconecta de todo lo que podemos llegar a vivir y experimentar; el corazón, si se antoja, puede llegar a desconectarnos de nosotros mismos. Una de las novedades que trae Jesús sobre Dios consiste, en revelarnos que Dios es el padre de todos. Este detalle resulta importante porque nos recuerda que, sin amor hacia todos los seres humanos estamos ante una falsa imagen de Dios y, también del amor. Por lo tanto, si estamos ante una falsa imagen, los actos que se desprenden de ella, son igualmente falsos. Así que, cuando decimos que, cuando en el corazón nos sentimos mejores que los demás, los condenamos, los difamamos, nos alegramos del sufrimiento ajeno y, luego hablamos de Dios, estamos revelando no sólo nuestra hipocresía sino también la debilidad de nuestra fe y el poco amor que sentimos hacia nosotros mismos. La mejor forma de honrar a Dios es amándonos y, en consecuencia, amando al prójimo como es. En la antigüedad, estaba prohibido hacerse imágenes de Dios. Aún no había ocurrido la encarnación del Hijo de Dios, “imagen visible del Dios invisible”. A partir de la encarnación, tenemos una imagen de Dios, la del amor hecho carne en la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús. Esa imagen revela no sólo nuestra identidad profunda sino también nuestra vocación y misión en el mundo. Quien ama a Dios sirve a la vida, la protege, la cuida, la sana y la reconcilia. Quien se desconectó de sí mismo también termina apartándose de Dios y, en consecuencia, sus obras pertenecen más a su propia oscuridad y ceguera que, al amor verdadero. La verdadera ofrenda a Dios está relacionada con una vida reconciliada, quien se ama realmente a sí mismo, tendrá mucha dificultad para desear y hacer el mal a sí mismo y a los demás. A través de los profetas, Dios ha ido revelando, poco a poco, su identidad al Pueblo. Éste, por la dureza de corazón, ha tardado un buen tiempo en comprender lo que Dios le ha comunicado de sí mismo durante muchos siglos. Muchos, en su ceguera, sólo conservan las imágenes de un Dios destructor, vengativo y justiciero. Se aferran a esas imágenes porque se niegan a aceptar que, a medida que pasa el tiempo, el ser humano crece en la comprensión de sí mismo y de Dios; por esa razón, logró experimentar a Dios como el pastor que cuida de sus ovejas; a Dios como la fuente de la que manan corrientes de agua viva; a Dios como la Luz que ilumina nuestros pasos y senderos; a Dios como el padre que ama sus hijos pequeños; a Dios como el que calma el anhelo de conocimiento y de amor que hay en el corazón de cada ser humano. El verdadero rostro de Dios es el Amor tal como nos lo reveló y manifestó Jesús a través de su vida, sus palabras y sus obras. Jesús es el hombre sabio que dedica su vida a reconciliar a la humanidad con Dios enseñando, perdonando los pecados y sanado todas las dolencias. Además, ofrece su corazón como un lugar donde los afligidos, los cansados, los vacíos y los agobiados encuentran descanso porque Él, ante todo, es compasivo, manso y misericordioso, no juzga ni condena, sino que está dispuesto a curar nuestra heridas y a cuidar de nosotros hasta que nos restablezcamos plenamente. La vida espiritual representa nuestra firme disposición a dejar que Dios actúe en nuestro corazón a través de su Espíritu. Lo anterior significa que, estamos dispuestos a vivir y actuar según el corazón de Dios. La espiritualidad más que una filosofía de vida es un viaje permanente al corazón, a ese lugar donde residen las imágenes que despiertan nuestras emociones, distorsionan el amor, condicionan nuestras reacciones y limitan, a veces, la expresión de la autenticidad de nuestro ser. La espiritualidad, si es auténtica, hace posible la conexión con Dios y la transformación de todo aquello que en nosotros, en lugar de servir a la vida, lo obstaculiza, lo reprime y lo mata. Afirmar que, una persona es espiritual significa decir que está presente, amando, sirviendo y transformándose a sí misma y a las relaciones que tiene; de igual modo, es una persona comprometida con resignificar sus experiencias y heridas transformándolas en un manantial de vida. “Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Así dice el Señor Dios, que creó y desplegó los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, dio el respiro al pueblo que la habita y el aliento a los que se mueven en ella: Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he tomado de la mano, te formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas. Yo soy el Señor, éste es mi nombre; no cedo mi gloria a ningún otro, ni mi honor a los ídolos. Lo antiguo ya ha sucedido, y algo nuevo yo anuncio, antes de que brote os lo hago oír”. (Is 40,1-8)Francisco Carmona
0 Comentarios
Dejar una respuesta. |
Una producción de Francisco Carmona para acompañar a quienes están en busca de su destino.
Visita los canales de podcast en la plataforma de spotify y reproduce todos los episodios.
Haz parte de nuestro grupo de suscriptores y recibe en tu WhatsApp la reflexión diaria.
Escanea o haz clic en el siguiente enlace
Filtrar Contenido
Todos
|